He aquí la carta que todos los creativos del mundo soñamos encontrarnos una mañana en nuestro buzón. The Rolling Stones solicitando el diseño de su próximo disco ¿te imaginas?
Estamos en 1969 y Mick Jagger escribe a su amigo Andy Warhol dejando en sus manos el diseño de la portada del Sticky Fingers, con libertad absoluta también a la hora de cobrar. Así da gusto.
El resultado ya lo conocemos todos, una de las mejores portadas de la historia del rock. Polémica, transgresora, prohibida (en nuestro país se sustituyó por un bote de mermelada de la que salían unos dedos) y hoy en día una codiciada pieza por coleccionistas musicales de todo el mundo.
Me acaba de llamar al timbre el cartero, bajo corriendo a mirar el buzón.